Uber es una empresa multinacional cuyo negocio consiste en conectar eventuales pasajeros con conductores propietarios de automóvil mediante una aplicación web. Cuando el pasajero solicita el servicio, recibe información del vehículo, conductor, trayecto, costo del viaje; paga con tarjeta de crédito internacional, no hay manejo de dinero ni propinas; finalizado el viaje, puede calificar el servicio [8]. La eficiencia, el trato de los conductores, la calidad de los automóviles, explican su clientela. A mayo 2016, Uber opera en 66 países y 499 ciudades del mundo. Fue fundada en 2009. A 2015 su capital estimado ronda los 63.000 millones de dólares [1].
La legalidad de Uber ha sido universalmente cuestionada por los gobiernos y denunciada como competencia desleal por taximetristas y remises: no deben comprar matrícula como los taxis, los conductores no son profesionales, el pago se realiza en el extranjero, no hay forma de cobrar impuestos ni de perseguir legalmente a la empresa.
Uber actúa en forma extremadamente agresiva: sus acciones se extienden hasta los límites de lo legal, sin dudar en traspasarlos cuando no hay posibilidades de control o de sanción; organiza campañas para captar el favor del público, genera un grupo de presión para adaptar la ley a su favor, no ha vacilado en sabotear a la competencia ni en hostigar a sus críticos [1]. En la calle, Uber está ausente: el enfrentamiento es entre los conductores de Uber y los taximetristas, ambos defendiendo su fuente de trabajo. Uber es un ejemplo extremo de empresa capitalista en la era neoliberal 2.0 [9]: eficiente, oportunista, inescrupulosa, agresiva, transnacional, intangible.
Uber saltea fácilmente las fronteras nacionales; como opera fuera, las leyes del país no la afectan. Los estados no están preparados para regular este tipo de empresas; nunca antes existieron. La llegada de Uber pone a prueba la capacidad de respuesta de los estados. Así surge el Test de Uber: ¿cómo hace una sociedad para asimilar este nuevo modelo de negocio? ¿Logra arbitrar una solución justa para todos? ¿Cuánto tiempo le lleva?
Los estados donde se ha prohibido a Uber han dado una respuesta concreta, aunque parece insostenible a largo plazo. La forma de operar de Uber es cada vez más frecuente, en cada vez más ámbitos: transporte, alquileres, finanzas, comercio. Se lo ha dado en llamar «economía colaborativa», un eufemismo de «consumo colaborativo» [2], término más técnico y menos atractivo.
Así como el telar mecánico dejó a los tejedores manuales sin trabajo, el desarrollo tecnológico ha implicado siempre algún reacomodo en los sectores productivos y las profesiones. Organizar esta redistribución de la manera más justa para sus ciudadanos es responsabilidad de los estados.
Un criterio mínimo para aprobar el test de Uber se daría cuando el estado toma una resolución, sea la prohibición o la aceptación, pero con cumplimiento efectivo, en el plazo de un año. Este criterio prioriza la acción, cualquiera sea. La inacción favorece a Uber: una vez instalada, opera sin cumplir normas, sin restricciones, sin impuestos ni aporte alguno. Su situación ideal.
La llegada de Uber a Uruguay no ha sido muy diferente de la llegada a otros países: protestas de los taximetristas, algunas multas, cortes de calles, emboscadas, acosos, aún algún acto de violencia [1], con el agregado nacional de traspasos de responsabilidad entre diferentes organismos, declaraciones inútiles, demandas insustanciales, propuestas de soluciones imposibles o ilegales [3].
Un efecto colateral ha sido darnos cuenta de la mala calidad del servicio de taxis: el estado de muchos vehículos, los cinturones de seguridad rotos, la escasa amabilidad de los taximetristas, la incomodidad y el riesgo de la mampara para los pasajeros, la falta de taxis a las horas de cambio de turno o los días de lluvia. También se hizo patente el privilegio de los taximetristas: la matrícula de un taxi se comercializa como un valor de mercado; hoy vale unos 100.000 dólares [6]. Este valor astronómico surge del número limitado de matrículas autorizadas por la Intendencia. Los taximetristas resisten también la concesión de más matrículas: haría bajar su precio, habría más competencia, deberían mejorar el servicio, la ganancia no estaría tan asegurada. Aceptar a Uber, aún cumpliendo todos los requerimientos legales, tendría los mismos efectos, agravados por la mejor calidad del servicio ofrecido y la imposibilidad de presionar a una multinacional en el reparto del mercado. Todos estos problemas eran conocidos y fueron anticipados ante la llegada de Uber [4].
¿Es posible pasar el test de Uber? España e Italia han prohibido a Uber; en Francia le fueron aplicadas multas a UberPop, un servicio para compartir vehículo, por emplear conductores no profesionales, pero se acepta Uber [7]. La ciudad de San Pablo, una de las urbes más grandes del mundo, concedió recientemente 5000 licencias a conductores para operar, con el solo requisito de poseer licencia de conductor profesional; los autos de Uber deberán pagar una tasa por kilómetro recorrido de 0.10 reales (unos 3 centavos de dólar) [5]. Regular a Uber es posible.
En Uruguay, Uber ha logrado captar una clientela, ayudada por la mala calidad del servicio de taxis. La Intendencia deberá arbitrar entre los intereses corporativos de los taximetristas, la fuente laboral de los conductores de Uber, la calidad del transporte para los ciudadanos, y un ingreso fiscal razonable. ¿Será capaz de decidir algo realizable? ¿Logrará la Intendencia pasar el test de Uber?
Referencias
[0] Imagen destacada: El Observador, Manifestación de taxis frente a la Intendencia de Montevideo. Mayo 27, 2016.
Imagen en texto: Huelga de conductores de Uber en Montparnasse, París, 3 de febrero 2016. Guilhem Vellut. Licencia CC BY 2.0.
[1] Wikipedia. Uber (company). Legal status of Uber’s service.
[2] Wikipedia. Collaborative economy, sharing economy. Collaborative consumption.
[3] Una búsqueda de la palabra «Uber» en medios de prensa nacionales permite repasar en titulares los ya muchos capítulos de esta serie, por ejemplo en El Observador.
[4] Sebastián Fleitas. Una excelente oportunidad para repensar la regulación. Noviembre 11, 2015. Razones y Personas: Repensando Uruguay. Noviembre 10, 2015. También en la diaria, Noviembre 15, 2015. Análisis previo a la llegada de Uber a Montevideo.
[5] El Observador. Uber reconoce gremio en Nueva York y es regulada en San Pablo. Mayo 11, 2016.
[6] la diaria. Los están paseando. Mayo 12, 2016.
CPATU también prepara una demanda civil a la IM por 300 millones de dólares, que surgen de la suma de los 100.000 dólares de matrícula que cada uno de los 3.150 socios invirtieron para ingresar a un mercado regulado que, según entienden, ya no existe.
CPATU: Centro de Propietarios de Automóviles con Taxímetro del Uruguay.
[7] The Associated Press. Uber convicted, fined in French trial over taxi practices. Junio 9, 2016.
[8] El Espectador. Uber ya está operativo y El Espectador lo probó. Noviembre 19, 2015.
[9] Wikipedia. Web 2.0.